Cómo contar con motores más eficientes podría cambiar la industria en México
Fuente: Expansión / Tzuara De Luna
17 de Enero de 2024
En México el 97% de las empresas quiere eficientar su consumo de electricidad, pero sólo el 41% sabe cómo hacerlo.
El nearshoring y el incremento en las actividades manufactureras en México han llevado en aumento el consumo energético. La Administración de Comercio Internacional espera que el consumo de electricidad en el país aumentará en promedio un 2.5% anual hasta 2037.
El panorama para el dinamismo económico en México parece ser el óptimo, sin embargo, no todas las piezas están acomodadas para que lo sea verdaderamente. ABB, firma encargada de brindar soluciones en tecnología, destaca que en la actualidad ya existe un déficit para satisfacer la necesidad de suministro eléctrico de las industrias, aunque no cuenta con una cifra o porcentaje en torno a éste.
La empresa realizó una encuesta en el país, en donde encontró que el 97% de los tomadores de decisiones industriales tiene el objetivo de invertir en eficiencia energética en miras de reducir su huella de carbono y seguir manteniendo su competitividad, no obstante, sólo el 41% realmente considera que tiene toda la información para actuar.
“Encontramos que las empresas industriales mexicanas planean mejorar su eficiencia energética, sin embargo, ven tres grandes obstáculos: el costo, la falta de información sobre la tecnología disponible y el tiempo de inactividad asociado con la instalación”, dice Erich Labuda, presidente de Motion Services a nivel global de ABB.
Por ejemplo, alrededor del mundo hay en funcionamiento más de 300 millones de sistemas impulsados por motores eléctricos que consumen más del 45% del total de electricidad. Estos son utilizados para bombear agua, enfriar y ventilar y para alimentar maquinaria. Pero no todos son eficientes.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, actualizar y reemplazar motores ineficientes en todo el mundo podría reducir el consumo mundial de electricidad en un 10%.
“Muchos de estos motores eléctricos son ineficientes y utilizan más energía de la realmente necesaria generando más emisiones de dióxido de carbono que son innecesarias”, añade Labuda.
La firma destaca varios casos de éxito en los que la incorporación de motores eficientes a las operaciones diarias de las empresas. Por ejemplo, el fabricante sueco de suelos, Tarkett, ahorró 800 megavatios-hora (MWh) anualmente luego de las recomendaciones emitidas tras una auditoría de eficiencia energética.
La cifra del ahorro equivale a cargar cerca de 60 millones de teléfonos inteligentes, lo que representaría a la mitad de la población en México. Además, al actualizar 10 motores, su eficiencia energética aumentó de 80 a 95%, de tal forma que el periodo de retorno a la inversión resultaría en un periodo de 18 meses o incluso menos.
El directivo también destaca otro ejemplo, esta vez en México. En Guadalupe, Nuevo León, la planta de tratamiendo de aguas residuales de Kadled-BTO se encarga de suministrar agua potable a Grupo Gondi, dedicado a la fabricación de cartón y papel.
Tras la optimización de sus procesos ahora puede entregar 300 litros de agua por segundo dependiendo de las necesidades de la fábrica de papel, lo que es suficiente para llenar una alberca olímpica en poco más de dos horas.
“Pero igualmente, cada empresa tiene un conjunto diferente de objetivos y desafíos. Esto significa que no podemos utilizar un enfoque estandarizado. Por lo tanto, también necesitamos elaborar estrategias con las empresas industriales en México para encontrar las mejores soluciones a sus necesidades”, menciona Labuda.
Aunque ABB observa un interés creciente por las motorizaciones eficientes por parte de sectores como el del papel, la manufactura y las industrias pesadas como el acero, el cemento y la minería, considera que ningún giro de negocio estaría exento de encontrar en este tipo de aplicaciones beneficios para su negocio.
Una encuesta realizada por la empresa que entre más de 3,000 gerentes de plantas industriales arrojó que el tiempo de inactividad no planificado le cuesta a una empresa industrial típica más de un millón de dólares por una interrupción que dura un turno de trabajo habitual de ocho horas.
“No, no creo que exista ninguna industria en la que el movimiento éste obsoleto; con la creciente automatización, en realidad se está volviendo más importante”, concluye.
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