El pasivo laboral: la otra gran carga financiera de Pemex
Fuente: Expansión / Diana Nava
26 de Enero de 2024
Un empleado de Pemex recibe una jubilación 6.7 veces mayor a la de un pensionado que cotizó al IMSS. La petrolera arrastra un pasivo laboral que disminuyó tras cambios hechos entre 2015 y 2016.
En 2015, en busca de aliviar una fuerte crisis financiera, la estatal Pemex hizo un importante ajuste: acordó tras una larga negociación con el Sindicato de Trabajadores Petroleros (STPRM), el más grande de la estatal y uno de los más importantes puntos de presión en el manejo de la empresa, un aumento en la edad y la cantidad de años que sus trabajadores debían cumplir para jubilarse. El objetivo era disminuir el pasivo laboral de la compañía, uno de sus grandes lastres financieros, y preparar a la compañía para la incursión de empresas privadas al mercado tras la aprobación de la reforma energética.
La edad de jubilación subió a 60 años, desde 55; mientras que la cantidad de años de servicio aumentó de 25 a 30. La medida marcó el primer cambio hecho desde 1940, cuando se fijaron los primeros lineamientos de jubilación del que es uno de los mayores empleadores del país y cuyos trabajadores tienen prestaciones por encima que cualquier otra persona que labora en la administración pública.
En el contrato colectivo 2023-2025 aún establece que los empleados de Pemex, que, al 31 de diciembre de 2015, hayan acreditado al menos 15 años de antigüedad, podrían retirarse cuando sumen 25 años de servicio o cumplan 55 años de edad. Al retirarse podrán recibir el 80% de sus últimos salarios. Hasta antes del acuerdo con el Sindicato las pensiones equivalían al 100%.
Los cambios también marcaron una nueva medida desde la Secretaría de Hacienda. El gobierno priista asumió una parte del pasivo laboral de la estatal –como se le conoce a todos los gastos que asume una compañía cuando contrata a un trabajador, incluidas las pensiones– porque esta variable ya era muy alta y dañaba el perfil crediticio de la compañía.
En agosto de 2016 Hacienda asumió 184.2 mil millones de pesos como parte de la obligación de pago de las pensiones de Pemex. El gobierno federal emitió deuda en los mercados internacionales que transfirió en forma de pagarés a la petrolera para que ésta asumiera una parte de los costos que le representaban las jubilaciones.
Pero el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador dio revés a esa medida. Hizo efectivos los pagarés que había entregado Hacienda a la petrolera y los transformó en gasto corriente para apoyar a la compañía.
En el tercer trimestre de 2015 –justo en el año en que se llevó a cabo la renegociación– Pemex reportó un pasivo laboral de 1.54 millones de pesos, la cantidad más alta de la que se tiene registro.
La cifra fue disminuyendo de manera paulatina hasta tocar su nivel más bajo en seis años durante el último trimestre de 2018, con 1.08 billones de pesos. Pero esta variable ha cambiado de manera constante. En el último semestre de 2020 tocó de nueva cuenta los 1.54 billones de pesos y para el último trimestre del año pasado –el dato más reciente– el pasivo se reportó en 1.21 billones de pesos.
“La cifra se ha mantenido e incluso ha bajado en los últimos años como consecuencia de las medidas que se tomaron en la administración pasada para hacer menos onerosa esta cantidad. El pasivo por supuesto que no fue revertido por completo, pero la reducción indica que las medidas se materializaron de cierta manera y es normal que los resultados se vean después de años”, dice Víctor Gómez Ayala, el director de analítica de datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).
El pasivo laboral de la compañía también ha disminuido a medida que otros pasivos –como el de corto plazo– aumentan de manera constante, como parte de la estrategia financiera de la administración de la estatal durante el sexenio.
Los datos de la Secretaría de Hacienda indican que entre enero y noviembre del año pasado –el dato más reciente–, Pemex gastó 63,257 millones de pesos en jubilaciones. La cifra más alta para un mismo periodo desde hace al menos 10 años.
“Lo importante de esto es que destinar esta alta cantidad a las pensiones le quita a la compañía capacidad para invertir en infraestructura y por lo tanto de incrementar sus negocios”, dice César Rivera, investigador del CIEP.
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