Fuente: El Economista / Por: Pablo Zárate
09 de Diciembre de 2024
La peor caída registrada en la primera página del anexo estadístico de los resultados trimestrales Pemex es la del margen de refinación. Los 15.45 dólares por barril de los primeros tres trimestres del 2023 este año apenas llegaron a 4.20. Es una caída de 72.8%, que incluye un margen negativo de 1.62 dólares por barril durante el trimestre pasado. Malas noticias para una compañía petrolera integrada que ha decrecido en todo menos en refinación.
Pero más adelante se reporta otra caída que, aunque no ha recibido mucha atención, presagia un futuro todavía peor para Pemex: la terminación de pozos. En los primeros tres trimestres del año pasado, Pemex terminó 162 pozos. En el mismo lapso de 2024, apenas pudo completar 110. Es una caída de 32.1 por ciento. La terminación de pozos de desarrollo, una variable que tiene una correlación significativa con la producción de gas y petróleo en el corto plazo, cayó en 25.9 por ciento. Además, el número de equipos de perforación que Pemex tiene contratados en promedio bajó de 62 a 53.
La terminación de pozos de exploración, que por su parte es un indicador importante de la producción en el largo plazo, está colapsando todavía más dramáticamente. Año con año, registra una caída de 47.8 por ciento.
Son caídas sólo son comparables a las registradas durante el sexenio de Peña Nieto, particularmente al arranque. En aquel entonces, buena parte de la justificación era que había una estrategia deliberada por reenfocarse en aguas profundas y en hacer un manejo adecuado del portafolio de Pemex, enfocándose solo en las oportunidades que hicieran sentido para una empresa de su tamaño. Esta estrategia se suspendió hace seis años. Ahora la prioridad son las aguas someras y los campos terrestres, donde los objetivos y oportunidades en este momento son mucho más modestos que en aguas profundas. La producción por pozo va a la baja.
Claro que la Administración de Sheinbaum ha prometido que la producción petrolera no va a bajar. Pero, en este contexto, es realmente difícil entender de dónde exactamente Pemex planea sacar el petróleo para cerrar el sexenio con una producción de 1.8 millones de barriles diarios de crudo.
Un mal año no necesariamente determina el destino –eso es cierto. Los ciclos de producción de un año claramente no determinan la producción del próximo año, como si fuera una ecuación uno a uno. Pero la situación financiera actual de Pemex, especialmente la extraordinaria demora para pagarle a sus proveedores, vuelve este cuadro todavía más preocupante. ¿Podrá siquiera mantener el ritmo colapsado actual si no le puede pagar a sus proveedores críticos –en muchos casos los dueños de los equipos necesarios? Sin un rescate mayúsculo por parte del gobierno, ¿cómo podría evitar un nuevo colapso en la producción que, a su vez, termine presionando sus finanzas todavía más?
En cualquier caso, el precedente de la Administración de Peña Nieto debería servir como advertencia. La caída en la terminación de pozos inevitablemente trajo una caída en la producción. Durante su sexenio, la producción de crudo cayó de 2.55 millones de barriles diarios a solo 1.83. Y en ese momento, el peso de la deuda y los impagos hacia proveedores que amenazaban la continuidad operativa de Pemex no eran todavía un factor tan material.
Por: Pablo Zárate
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