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Vender o liquidar Pemex

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Fuente: El Economista / Gabriel Quadri de la Torre

04 de Agosto de 2023


Vender o liquidar Pemex

Pemex es una pesadilla para México. Representa un resumidero inútil de recursos del erario. Despilfarra y devora la renta petrolera de la Nación. Es un enorme factor de riesgo para las finanzas públicas. Acumula una gigantesca deuda que recae sobre todos los contribuyentes. Su calificación crediticia va a la baja. Genera un colosal pasivo laboral. Es nido de corrupción e ineficiencia. Es un improductivo fetiche de un trasnochado culto nacionalista. Desperdicia hidrocarburos valiosos (gas natural) quemándolos o venteándolos en la atmósfera contribuyendo ostensiblemente al calentamiento global. Hace sufrir al país por crecientes accidentes, derrames y riesgos industriales. Es responsable de la emisión de más del 12% de los gases de efecto invernadero de México. Genera volúmenes gigantescos de contaminantes (SOx, PM2.5) que atentan contra la salud. Bloquea políticas públicas de transición energética. Contamina ríos y mares. Es incapaz de competir con petroleras multinacionales y carece de tecnología para acceder a yacimientos en el mar profundo. Su producción de crudo decae. También la producción de gasolinas y diésel. Cada vez genera más combustóleo en refinación, lo que implica pérdidas y contaminación cada vez mayores. Pemex, monopolio de gobierno, no tiene razón de existir de esta forma, menos, en un mundo competitivo que va aceleradamente hacia la transición energética y hacia una economía de cero emisiones de CO2.

 

(Ver IMCO. 2023. “Pemex en la Mira”). Entre 2011 y el primer semestre de 2023, Pemex ha perdido 2.85 billones de pesos. Ha amasado una deuda de 108 mil millones de dólares a la fecha (6% del PIB nacional), que requiere garantía del gobierno; es la petrolera más endeudada del mundo. Su producción de petróleo se ha colapsado de 3.4 millones de barriles diarios en 2004, a menos de 1.6 millones actualmente. Sus pésimos resultados se dan –paradójicamente– en el contexto de niveles de precios históricamente elevados para el crudo. La producción de petrolíferos valiosos (gasolinas, diésel, gas LP, turbosina) ha caído hasta en un 40% con respecto a 2013, mientras aumenta el combustóleo (residuo contaminante) a casi 35% de cada barril refinado. Las refinerías de Pemex operan al 50% de su capacidad. Fitch Ratings y Moody’s le han bajado la calificación a Pemex. Desde 2019 el gobierno del presidente López ha dilapidado 1.32 billones de pesos en Pemex (3 veces el presupuesto anual en Educación Pública, o 6 veces el presupuesto anual de Salud) en “apoyos” en forma de aportaciones de capital y estímulos fiscales. Pemex cada vez invierte menos y dedica más presupuesto al gasto corriente. En 2022, Pemex Transformación Industrial (Refinación) perdió más de 177 mil millones de pesos (2.4 veces el presupuesto en Medio Ambiente y Recursos Naturales). El patrimonio neto o capital contable de Pemex (activos menos pasivos) observa un deterioro espectacular, es decir, al primer semestre de 2023, ha llegado a (–) 1.72 billones de pesos; es una empresa chatarra. El costo financiero de su deuda llegó en el primer semestre de 2023 a casi 75 mil millones de pesos. Su pasivo laboral es de más de 1.34 billones de pesos. Su deuda con proveedores y contratistas supera los 231 mil millones de pesos. La frecuencia y gravedad de los accidentes reportados en el primer semestre de 2023 ha crecido en más de 400% con respecto al mismo periodo de 2020. Pemex ventea o quema en la atmósfera cerca del 6% de su producción de gas natural, lo que significa grandes pérdidas y emisiones de Gases de Efecto Invernadero, esto, además de accidentes o incidentes de fugas masivas de metano en Nuevo Pemex y Cactus, que han sido registradas por satélite. Sus emisiones de Óxidos de Azufre y probablemente de partículas PM 2.5 se han duplicado entre el primer semestre de 2018 y el mismo periodo de 2023, lo que significa severos impactos a la salud de la población por enfermedades respiratorias, cáncer, cardiovasculares, y cerebrovasculares.

 

 

El panorama es sin duda catastrófico, y no hay manera de revertirlo. Pemex debe ser vendida o liquidada; nunca será una Saudi Aramco, Equinor, o Petrobras; ya no fue, es un fracaso irreversible. Debe dejarse en manos de empresas privadas la exploración y producción de crudo y gas, para que el Estado simplemente cobre regalías e impuestos, y con ello extraiga la renta petrolera existente, sin gastar un solo peso del presupuesto público. Las refinerías también deben ser vendidas o cerradas, entre ellas, Dos Bocas, que nunca será amortizada y representa un brutal pasivo para el erario. La regulación de todo el sistema quedaría en manos de la CNH, de la CRE y de la Semarnat (la ASEA debe desaparecer). Los recursos hoy derrochados en Pemex deben transferirse a servicios públicos e infraestructura prioritaria en Salud, Educación, Seguridad, y Medio Ambiente, y al financiamiento de la Transición Energética, para llegar a cero emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero al 2050.

 

Gabriel Quadri

@g_quadri

 

 

Vea la nota en: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Vender-o-liquidar-Pemex-20230803-0143.htm